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Reevo

No hay que echar mas leña al fuego

    Diana Isabel Hernandez Rojas

    Vine buscando un lugar en el mundo. Una casa con paredes amarillas y ventana redonda. Un pueblo chico que se pudiera cruzar en bici, unos niños para abrazar, unas madres que sostener, un espacio para estar. Una montaña, un río. Eso dijo mi cabeza. Ese fue el relato que puse, la excusa, la expectativa. Y a la noche vino el fuego. Tambores, voces de muchas mujeres, tan distintas, tan renacidas. Y escuché mi voz. Y sentí el recuerdo de otras medicinas en el cuerpo. En esos cantos que entraban directo al corazón. Así temblé sin frío, sintiendo la presencia de esos seres humanos sanando al mundo y por primera vez en muchos años no me sentí extranjera. Se borró mi molestia, fui bienvenida.

    Aprendí que no había que echar más leña al fuego, que tengo que dejar de buscar todas las respuestas, todos los lugares en el mundo, todos los amores, ideales, posturas, ser útil o aportar. Olvidé tantos conceptos y pude dejarme ser en esa presencia. Nombrar sólo la belleza. Agradecer a la guardiana del fuego, a la cantora, al payasito de la guitarra, a todas las voces, a todas las presencias, pedazos de naranja, tabaco, estrellas, moritas, ceibos.

    Deseo que mi vida contenga esa poesía, que nos vibre en el alma, porque allí estuvo también mi hijo Wayra, durmiendo en mi pecho a la distancia. Deseo que podamos ser ese futuro. Volver al hogar. Que la realidad pesada y consumista no lo apague. Y que pueda llevar esta experiencia conmigo como ese fueguito que me creció en el alma. Siempre.

    Diana Isabel Hernandez Rojas

    Diana Isabel Hernandez Rojas

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    Mujer, madre y hoy, educadora. No tengo título docente, pero siento profunda conexión con las infancias. Hace un par de años ya que estoy en la búsqueda de un espacio de aprendizaje para crecer en...