Relato que da cuenta de una experiencia personal al visitar un Waldkindergarten (literalmente, “jardín de infancia en el bosque”) en Alemania. Se trata de una crónica de la visita en 3 partes y un artículo final destacando los aspectos positivos.
Mientras los niños siguen jugando, Sabine me explica que cada mañana hay una pequeña asamblea en la que se saludan y aprovechan para decidir cuál será el lugar de juegos al que harán la excursión (hay 5 sitios distintos, claros en el bosque a una distancia media de 1o minutos a pie).
Los adultos confían en estos niños. Los dejan solos. Pueden estar detrás de la cabaña, o de aquellos árboles, fuera de la vista. Los límites están claros y gracias a eso, hay libertad. Los peques lo saben. Las familias también. Y en este clima de confianza mutua, la vigilancia no es necesaria.
